Internacional

Tensión en Corea del Sur por ley marcial

Corea del Sur vive momentos de alta tensión política tras la polémica declaración de la ley marcial, una medida que no se aplicaba en el país desde hace 40 años. El presidente Jun Yol, de tendencia conservadora, anunció esta decisión en un mensaje televisado, alegando la necesidad de proteger el orden constitucional democrático frente a amenazas de fuerzas norcoreanas. Sin embargo, horas después, el parlamento declaró inválida la medida, forzando al presidente a retractarse.

La ley marcial, como se define universalmente, implica un estado de excepción donde las normas legales habituales quedan suspendidas. Bajo este régimen, los militares y cuerpos policiales asumen el control, con facultades extraordinarias como realizar arrestos sin intervención judicial y aplicar castigos más severos por infracciones. Estas características generan temor, especialmente en una nación que aún recuerda los sucesos de 1979, la última vez que se implementó esta medida en Corea del Sur.

La declaración de la ley marcial por parte de Jun Yol ocurre en un contexto político delicado. Desde abril de este año, el partido del presidente perdió la mayoría en el parlamento, limitando su capacidad de aprobar leyes. La oposición ha señalado esta acción como un acto autoritario, diseñado para frenar investigaciones por corrupción que involucran al gobierno, incluida una pesquisa a la primera dama por aceptar un costoso regalo de funcionarios. Además, los opositores han exigido recortes presupuestarios al ejecutivo y la destitución de miembros del gabinete.

El intento fallido de imponer la ley marcial ha provocado un fuerte rechazo entre la ciudadanía surcoreana, que ahora exige la renuncia del presidente. La oposición, por su parte, ha presentado una moción para destituir a Jun Yol, aumentando la presión sobre su gobierno.

Este evento marca un giro significativo en la política surcoreana, dejando a gran parte de la población con el temor de que puedan tomarse medidas autoritarias en el futuro. La situación política sigue siendo inestable, mientras el país espera las repercusiones legales y sociales de esta controversia.

La atención internacional también se centra en este caso, que pone a prueba la fortaleza democrática de Corea del Sur y su capacidad para superar una crisis política sin precedentes en las últimas décadas.

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