El costo de materiales importados para la construcción subió 70% en los últimos meses

La crisis económica que atraviesa Bolivia ha golpeado duramente a la industria de la construcción. En los últimos meses, el costo de los materiales importados para este sector ha experimentado un incremento significativo de hasta un 70%, debido a la devaluación del boliviano frente al dólar, lo que ha puesto en riesgo muchos proyectos y ha ralentizado la demanda en el país. Este aumento de precios está afectando a todo el proceso de la construcción, desde la adquisición de materiales hasta la ejecución de las obras.
Según un análisis de la Cámara de la Construcción de Santa Cruz (Cadecocruz), basado en el Centro de Estudios Económicos y Desarrollo (CEED), los altos costos derivados de la devaluación del boliviano han provocado una disminución de las importaciones en más del 40% desde 2023. En 2024, las importaciones cayeron un 34,13%, lo que refleja la creciente presión sobre el sector. Esta situación ha generado un aumento en los costos de materiales e insumos, alcanzando un promedio de 35%, un impacto directo en la cadena productiva de la construcción.
Javier Arze, gerente general de Cadecocruz, explica que la inflación y la pérdida de valor del boliviano han llevado a que el costo de importación de materiales aumente en un 60% en los últimos dos años. Este aumento de precios no solo ha afectado los materiales importados, sino también aquellos productos que se fabrican en el país, como la cal y el vidrio, cuyos precios han subido un 41% y 23%, respectivamente, entre 2020 y 2025.
A pesar de estos aumentos, las empresas constructoras han tenido que ajustar sus márgenes de ganancia, ya que no pueden trasladar estos aumentos a los precios de venta debido a la baja demanda. El estancamiento de la demanda ha provocado que las empresas reduzcan su actividad, lo que amenaza la viabilidad de muchas de ellas, sobre todo aquellas con márgenes más ajustados.
El panorama no es mucho más prometedor para los próximos meses. Las proyecciones de crecimiento del sector son muy bajas, con un PIB sectorial que podría crecer solo entre 0,5% y 1,5%, una cifra preocupante que podría convertirse en decrecimiento si la situación política y económica empeora. La crisis de divisas, especialmente con la escasez de dólares en el mercado, ha afectado gravemente la capacidad de importación y ha aumentado los costos de construcción, lo que también ha impactado la ejecución de proyectos de infraestructura pública.
Las obras públicas también se han visto afectadas. El presupuesto del Ministerio de Obras Públicas en 2024 fue un 10% inferior al del año anterior y casi un 50% inferior al de 2022. Además, la baja ejecución de la inversión pública ha impedido que el sector de la construcción se recupere de forma significativa. Esta falta de inversión en obras de infraestructura, junto con las deudas millonarias de entidades públicas, ha causado una desaceleración notable del sector.
Uno de los efectos más graves de esta situación es la escasez de diésel, que ha paralizado maquinaria pesada en obras de construcción. Sin el abastecimiento adecuado de combustible, las obras se han visto detenidas o retrasadas, lo que ha generado aún más demoras en los plazos de entrega y ha provocado la rescisión de contratos en varios proyectos públicos.
En términos de consumo de materiales, el uso de cemento ha crecido apenas un 2,76% en 2024, mucho menos que en 2023, cuando creció un 3,61%. Los permisos de construcción también han experimentado una caída del 33%, un retroceso que recuerda al impacto de la pandemia en 2020. Además, la nueva constitución de empresas constructoras tocó un mínimo histórico, con un incremento de solo 1,9%, lo que subraya la falta de confianza en el sector.
El futuro inmediato para la industria de la construcción en Bolivia parece incierto. La falta de inversión pública, la devaluación del boliviano y la escasez de materiales y combustibles son solo algunos de los problemas que las empresas enfrentan en su día a día. Sin una respuesta urgente y efectiva por parte del gobierno, el sector podría seguir enfrentando dificultades significativas en los próximos años.