Bolivia enfrenta una inflación histórica, la más alta en los últimos 17 años. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la inflación acumulada hasta noviembre de 2024 alcanzó un 8,82%, superando por más de cinco puntos la meta gubernamental de 3,60%. Este dato marca un nivel sin precedentes desde 2008, cuando cerró en 11,85%.
El presidente del Colegio de Economistas de Tarija, Fernando Romero, advirtió que la cifra podría llegar al 10% al cierre del año. Romero señaló que la causa principal radica en problemas crónicos como el desabastecimiento de combustibles y la escasez de dólares, desafíos que el país aún no ha resuelto.
Por su parte, el economista Gonzalo Chávez desglosó los factores detrás de esta crisis inflacionaria, clasificándolos en «saltos» y «aceleradores». Los «saltos» son eventos temporales que elevan la inflación, como la inflación importada, cuando los importadores deben adquirir dólares a un tipo de cambio paralelo más alto, trasladando este costo al consumidor. Otros factores incluyen desastres climáticos y bloqueos de carreteras, que afectan la distribución de bienes.
Entre los «aceleradores», que prolongan la inflación, Chávez destacó las expectativas inflacionarias, donde comerciantes suben precios anticipando aumentos, los trabajadores exigen mejores salarios y los consumidores adelantan compras para evitar precios más altos. Además, mencionó la emisión monetaria como un factor crucial. Cuando el Banco Central imprime dinero para financiar el déficit fiscal, el aumento en la cantidad de dinero en circulación no se corresponde con la producción de bienes y servicios, lo que dispara los precios.
El INE, por su parte, atribuye esta crisis inflacionaria a factores como los bloqueos impulsados por Evo Morales, la especulación económica y las adversidades climáticas.
En este contexto, Bolivia enfrenta un panorama económico desafiante. La inflación persistente no solo afecta el poder adquisitivo de los ciudadanos, sino que también compromete la estabilidad financiera del país. La necesidad de soluciones estructurales y sostenibles se vuelve urgente para mitigar este complejo escenario.