Bolivia vive la peor crisis de combustible en su historia
La peor crisis de combustible en Bolivia: ¿puede la libre importación ser la solución?
Bolivia enfrenta la peor crisis de combustible en su historia democrática: ¿será la libre importación la clave para superar la escasez? Bolivia atraviesa actualmente la peor crisis de combustible en sus 42 años de vida democrática, una situación que ha sumido al país en una creciente desesperación y caos social.
La escasez de gasolina y diésel, combinada con la falta de dólares para importar estos productos, ha generado largas filas en las estaciones de servicio de todo el país. Los ciudadanos se ven obligados a esperar entre 12 y 14 horas en sus vehículos, una nueva «normalidad» que ha incrementado la tensión social.
A medida que la crisis se agudiza, el gobierno de Luis Arce se enfrenta a duras críticas por no ofrecer soluciones concretas. El presidente de YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos), Armin Dorgathen, había anunciado que las colas en las estaciones de servicio se reducirían casi a cero en pocos días, pero su promesa no se cumplió. Un día después, el presidente Arce planteó un nuevo plazo: 10 días, a partir del 13 de noviembre, para resolver la crisis, lo que generó más incertidumbre en la población. ¿A qué autoridad deben confiar los bolivianos, a la de Dorgathen o a la del presidente Arce?
Esta crisis no es solo una escasez de combustibles, sino un claro reflejo de la falta de dólares en el país. Para muchos analistas económicos, el verdadero problema radica en la falta de liquidez y la dependencia del Estado para la importación de combustibles. En medio de esta crisis, sectores privados han propuesto una posible solución: liberalizar la importación y comercialización de combustibles. Esta medida permitiría a los surtidores importar combustibles por su cuenta y venderlos libremente en el mercado.
¿Es esta la solución que Bolivia necesita? Según el economista Gabriel Espinoza, la liberalización podría aliviar el problema fiscal a corto plazo, pero tendría un impacto directo tanto en los costos de producción del sector privado como en la demanda de divisas. Es decir, si la medida se implementara, los precios de los combustibles podrían aumentar considerablemente, ya que el precio actual de la gasolina en Bolivia (subvencionado por el gobierno) de 3.74 bolivianos por litro sería insostenible sin el subsidio estatal. En países como Chile, Argentina o Brasil, los precios de la gasolina son mucho más altos. En Chile, por ejemplo, el precio de la gasolina supera los 9 bolivianos por litro, y en Brasil, ronda los 7.30 bolivianos.
Si se eliminara la subvención, el costo del litro de combustible en Bolivia podría alcanzar los 11 o 12 bolivianos, un precio que muchos bolivianos no están en condiciones de pagar. Esto podría llevar a un aumento en la inflación y una disminución en el poder adquisitivo de los ciudadanos.
Aunque la liberalización podría ser una solución en el mediano y largo plazo, lo cierto es que la crisis de combustible en Bolivia está lejos de resolverse. En el contexto actual, la falta de soluciones estructurales por parte del gobierno y la incertidumbre económica siguen siendo los mayores obstáculos para superar esta situación.