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Como llego el paneton a sudamérica

El panetón, un dulce emblemático de la Navidad, tiene una historia rica y fascinante en Sudamérica. Este postre, que genera más de 125 millones de dólares al año en el Perú, llegó al continente gracias a los inmigrantes italianos a principios del siglo XX. Desde entonces, se ha convertido en un elemento esencial de las celebraciones navideñas, especialmente en tierras peruanas.

El arribo de los inmigrantes genoveses al Perú marcó el inicio de la historia del panetón en Sudamérica. Estos italianos, en busca de un mejor futuro, trajeron consigo sus costumbres y tradiciones, entre ellas, la de celebrar la Navidad con este dulce tradicional. En Italia, el panetón ya era popular, y su versión moderna había sido creada por Angelo Motta en Milán tras la Primera Guerra Mundial.

Con el tiempo, algunos inmigrantes italianos en el Perú comenzaron a fabricar sus propias marcas de panetón, adaptándolo al gusto local. Mario Roveño, uno de estos emprendedores, incluso trajo a un panadero desde Milán para perfeccionar la receta, dando lugar a un panetón de gran calidad y sabor. Por otra parte, Antonio Donofrio, heredero del famoso creador de los helados Donofrio, firmó un acuerdo con la empresa alemana de Milán para producir y comercializar panetón en el Perú, marcando un hito en la historia de este postre en la región.

A lo largo de los años, las marcas de panetón han evolucionado y ganado popularidad. Las históricas marcas Motta y Donofrio fueron eventualmente absorbidas por la multinacional Nestlé, lo que impulsó la producción y distribución masiva del panetón en el Perú y más allá.

Hoy en día, el Perú se posiciona como el segundo país con mayor consumo de panetón a nivel mundial, solo por detrás de Italia. Con un consumo promedio de 1.1 kilos por persona al año, el panetón se ha convertido en un símbolo de la Navidad peruana, presente en casi todos los hogares durante las fiestas.

El impacto del panetón en Sudamérica trasciende lo culinario. Este postre es un ejemplo de cómo las tradiciones migrantes pueden integrarse y enriquecer las culturas locales. En el caso del Perú, el panetón no solo ha conservado su esencia italiana, sino que también ha adoptado características locales, como variaciones en los ingredientes y sabores que se adaptan al paladar peruano.

Con el crecimiento continuo de la demanda, el panetón sigue siendo una oportunidad para los productores locales e internacionales. Cada año, nuevas marcas y sabores compiten por captar el gusto de los consumidores, desde las recetas clásicas hasta versiones más innovadoras. Sin embargo, la esencia del panetón como un símbolo de la Navidad y la unidad familiar permanece intacta.

En resumen, la historia del panetón en Sudamérica es un testimonio de cómo las tradiciones pueden cruzar fronteras y adaptarse a nuevas realidades. Lo que comenzó como una costumbre traída por inmigrantes italianos es hoy un legado compartido y apreciado por millones de personas en la región.

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