Evo Morales en su peor momento político
Tras 5 años de declive del evismo y crisis en su cúpula
A cinco años de su renuncia como presidente, Evo Morales, líder del Movimiento al Socialismo (MAS), enfrenta uno de los momentos más críticos de su carrera política. La última vez que estuvo en una situación similar fue en noviembre de 2019, cuando dejó el poder en medio de protestas masivas y acusaciones de fraude electoral. Ahora, las miradas apuntan a su círculo más cercano y a la cúpula política que lo rodea.
En días recientes, un video mostró a Morales visiblemente molesto porque algunos dirigentes le pedían viáticos y logística para participar en marchas y bloqueos. Morales respondió comparando la situación con Túpac Katari, destacando que el líder indígena histórico no necesitó recursos para movilizar a su gente. Este incidente evidencia tensiones internas en el evismo y la pérdida de cohesión dentro de su base.
El llamado «Estado Mayor del Pueblo» y el Pacto de Unidad organizaron un bloqueo de caminos que se extendió por 24 días, con el objetivo de presionar para que se anulen los procesos legales en contra de Morales y garantizar su candidatura para las elecciones de 2025. Sin embargo, esta medida no tuvo el apoyo esperado a nivel nacional, concentrándose principalmente en el trópico de Cochabamba.
Según fuentes cercanas al evismo, un grupo de parlamentarios y dirigentes advirtió a Morales sobre los riesgos de convocar a bloqueos, considerando la delicada situación económica del país y la falta de respaldo popular. Sin embargo, su círculo más cercano, compuesto por exfuncionarios como Adriana Salvatierra, Juan Ramón Quintana, Carlos Romero, entre otros, habría insistido en llevar adelante la medida, repitiendo patrones que llevaron al MAS a la derrota en 2019.
El bloqueo no solo fracasó en sus objetivos, sino que también profundizó el rechazo hacia Morales. Encuestas recientes muestran que su imagen tiene un 92% de desaprobación, impulsada por el daño económico causado y el perjuicio a las familias bolivianas. Además, el gobierno de Luis Arce ha aprovechado la situación para romper vínculos con el ala evista y proceder con la detención de dirigentes involucrados en los bloqueos, como Humberto Claros y Ramiro Cucho.
Desde su bastión en Villa Tunari, Morales parece cada vez más aislado. La reciente búsqueda policial de Juan Ramón Quintana y el allanamiento de su domicilio añaden presión sobre el evismo, que pierde fuerza en un contexto de fragmentación interna y desgaste político.
Este declive refleja no solo la crisis de liderazgo en el MAS, sino también la estrategia del gobierno de Luis Arce, quien ha logrado distanciarse de Morales y consolidar su posición política mientras el evismo enfrenta su mayor desafío.