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Speed se queja por qué el país tiene el internet más lento de Latinoamérica

La reciente transmisión en vivo del streamer Speed en Bolivia, que terminó con problemas técnicos y una conexión inestable, puso en evidencia una de las principales deficiencias del país: su internet lento y costoso. A pesar de contar con un satélite propio, Bolivia es conocida por tener el peor servicio de internet de Latinoamérica, y uno de los más caros de la región. ¿Cómo es posible que un país con su propio satélite enfrente tales dificultades en cuanto a conectividad? Este fenómeno tiene varias causas que van más allá de la infraestructura actual.

Según el estudio de Speedtest de UCLA, Bolivia ocupa el último lugar en términos de velocidad de internet en comparación con otros países latinoamericanos, solo por debajo de Venezuela. Sin embargo, lo más sorprendente es que Bolivia tiene un satélite propio, el Túpac Katari, el cual fue lanzado en 2013 con el objetivo de reducir los costos de internet y ampliar la cobertura en zonas rurales, pero los resultados han sido muy distintos a los esperados.

La falta de inversión y la baja calidad de la infraestructura son dos de los principales obstáculos para mejorar el servicio. La empresa estatal Entel, nacionalizada en 2008, es el principal proveedor de internet en Bolivia y ha enfrentado serios problemas de gestión y financiamiento. Además, el país enfrenta una limitación geográfica importante: Bolivia no tiene acceso directo al mar, lo que le impide conectarse de manera eficiente con los cables submarinos de fibra óptica que surcan el océano y distribuyen internet de alta velocidad entre continentes. Debido a esto, Bolivia debe depender de intermediarios de otros países como Brasil, Chile, Argentina, Paraguay y Perú, lo que eleva considerablemente los costos y la latencia de la conexión.

Otro factor clave es la falta de desarrollo en las tecnologías más avanzadas de internet móvil. Aunque el internet 5G llegó a Latinoamérica en 2021, Bolivia aún no ha logrado implementarlo, permaneciendo con una red 4G que no está a la altura de las necesidades de los usuarios más exigentes. La razón de esta lentitud en la adopción de nuevas tecnologías radica principalmente en la falta de inversiones y en la gestión política. A pesar de los avances en otros países de la región, el acceso a internet de alta velocidad sigue siendo una utopía para muchos bolivianos.

A nivel nacional, el satélite Túpac Katari, adquirido por el gobierno de Evo Morales por 300 millones de dólares, tampoco ha logrado los resultados esperados. Aunque se pensó que este satélite podría ofrecer internet de bajo costo en las áreas rurales, las dificultades técnicas y la alta inversión inicial han limitado su efectividad. A pesar de que aún se utiliza en zonas rurales, las conexiones siguen siendo costosas y lentas, y muchos bolivianos no pueden acceder a este servicio debido a las altas tarifas.

Además, el satélite tiene una vida útil estimada de 15 años, por lo que para 2030 ya podría quedar obsoleto. La experta en satélites de órbita, Margaret Bruce, ha señalado que el Túpac Katari no cumple con las expectativas que se habían planteado al principio, ya que no prevé catástrofes ni puede ser utilizado para GPS o fines militares. Su principal función sigue siendo la transmisión de televisión abierta, aunque su calidad es limitada.

Por si fuera poco, el gobierno boliviano también bloqueó la oferta de Starlink, el servicio de internet satelital de Elon Musk, disponible en toda Latinoamérica a excepción de Venezuela. Este servicio prometía mejorar significativamente la conexión en zonas remotas, pero el gobierno de Bolivia optó por no permitir su acceso, lo que dejó a muchos ciudadanos sin una opción alternativa para mejorar la calidad de su internet.

En resumen, Bolivia enfrenta serios desafíos en cuanto a la mejora de su internet. La combinación de una infraestructura deficiente, políticas ineficaces y la falta de innovación tecnológica han dejado al país con un servicio lento, costoso y de baja cobertura, lo que afecta tanto a los usuarios domésticos como a empresas y profesionales. Mientras otros países de la región avanzan en la modernización de sus redes digitales, Bolivia parece estar quedándose atrás, una realidad que, lamentablemente, afecta a muchos usuarios, como el propio Speed, que experimentó la frustración de una conexión inestable en su reciente visita al país.

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