Economía

Cuánto costará la gasolina y diésel en Bolivia sin la subvención generan incertidumbre en Bolivia

El reciente anuncio de precios referenciales para la gasolina y el diésel en Bolivia ha generado más preguntas que respuestas. Según la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), los precios proyectados sin subvención serían de 1,20 dólares por litro para gasolina de octanaje 85 a 94, 1,25 dólares para gasolina de mayor octanaje y 1,24 dólares para diésel.

Estos precios, establecidos como una referencia, están sujetos a ajustes según el precio internacional y otros factores, como lo indica el Decreto 5271. Sin embargo, la ausencia de un anuncio oficial por parte del Ministerio de Hidrocarburos, que debe fijar los costos definitivos, ha dejado a consumidores y productores en la incertidumbre.

Uno de los puntos más polémicos es el tipo de cambio que se utilizará para convertir estos precios a bolivianos. Si se aplica el tipo de cambio oficial de 6,96 bolivianos por dólar, el litro de gasolina de menor octanaje costaría 8,35 bolivianos, mientras que el diésel alcanzaría los 8,63 bolivianos. Por otro lado, si se considera el tipo de cambio del mercado paralelo, que fluctúa cerca de 11 bolivianos por dólar, los precios se dispararían a 13,92 bolivianos para la gasolina de menor octanaje y 14,38 bolivianos para el diésel.

Este aumento potencial preocupa especialmente a los sectores productivos. La Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) advirtió que apenas el 5% o 6% de los grandes empresarios agrícolas podrían costear diésel a un precio de 14 bolivianos por litro. Este impacto afectaría no solo a la producción, sino también a los costos de transporte y distribución de alimentos, lo que repercutiría directamente en la población.

Mientras tanto, los consumidores esperan un pronunciamiento claro del Ministerio de Hidrocarburos. La falta de información oficial alimenta la incertidumbre en torno a la aplicación de esta política, que busca aliviar el gasto estatal en subvenciones pero que también plantea desafíos económicos para los diferentes sectores del país.

La incógnita persiste: ¿serán estos precios sostenibles para la economía nacional? Y, sobre todo, ¿qué medidas tomará el gobierno para mitigar los posibles efectos negativos en los consumidores y productores bolivianos?

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